En un club privado en el Tokio de las luces de neón, en Ginza el distrito de la diversión, los hombres en sus trajes oscuros a rayas, beben, fuman y juegan a las cartas. Unos cuantos hombres están en grupo junto a una esquina, envueltos en una silenciosa pero animada conversación. Otros se desahogan con las complacientes " mujeres del placer" que adornan la sala llena de humo como si fuesen un arreglo floral.
El club está en el segundo piso de un edificio pequeño, donde el zumbido constante y el sonido metálico de una sala ocupada de pachinkos en la planta baja pueden oírse en la planta superior. Pachinko es la obsesión nacional japonesa, es una máquina tragaperras que envía bolas minúsculas de cromo a través de un laberinto vertical, como una maquina de pinball pero de menor tamaño. El rechinar implacable de centenares de bolas en movimiento de los pachinko es suavizado por el hilo musical del club, que toca el tema de El Padrino, interpretado por instrumentos tradicionales japoneses, koto (banjo japonés) y la flauta de madera.
Un viejo rechoncho se sienta al fondo de la sala, en una mesa rodeada de socios jóvenes que inclinan la cabeza ante él, y que responden a cada orden y a cada pedido que él haga con una invariable aclamación de "Hai! Hai!" ("Sí! Sí!"). El viejo está flanqueado por dos mujeres—una en un vestido de cocktail corto negro, y la otra con una falda de colegiala de tartán y blusa blanca. Ambas mujeres cubren sus bocas y ríen ante cada palabrota dicha por el hombre.
Un hombre joven en un lustroso traje de zapa entra en la sala, su cabeza se inclina. Los otros hombres inmediatamente perciben su presencia y paran de hablar. El hombre joven se acerca a la mesa del mayor. Él no se atreve a levantar sus ojos. Sin una palabra él presenta formalmente un objeto envuelto minuciosamente ante el hombre mayor. El paquete no es más grande que un pedazo pequeño de caramelo, pero el joven lo coloca sobre la mesa ceremonialmente con ambas manos. Su dedo meñique izquierdo está completamente vendado. El viejo mira el ofrecimiento, y luego mira al joven con la mano dañada. El momento es tenso hasta el cabeceo de aceptación por parte del viejo, su cara se relaja un poco, y da órdenes a uno de sus subordinados para que quite el ofrecimiento sin abrirlo. Todos en la sala saben qué es, la última articulación del dedo meñique del hombre joven (yubizume). El regalo es un acto de apaciguamiento. Varios hombres en la sala han perdido también partes de sus dedos meñiques. Es uno de los signos indicativos de los yakuzas japoneses.
En una sociedad donde la conformidad se valora altamente, y señales externas de individualidad pueden despertar sospecha, la yakuza, el grupo nativo del crimen organizado, deliberadamente va en contra de lo establecido; o como ellos dirían en Japón, la yakuza obstinadamente rehúsa a ser "enderezado", refiriéndose al proverbio que frecuentemente usan en Japón, "El clavo que sale por arriba debe martillarse por abajo."
El origen de la yakuza es materia de varios debates. Algunos sienten que sus miembros son los descendientes del kabuki-mono del siglo XVII. (los alocados), estrafalarios samuráis que se deleitaban usando extravagantes estilos de ropa y peinados, hablaban en un argot muy elaborado, y llevaban espadas de inusual longitud en sus cinturones. Los kabuki-mono eran también conocidos como los hatamoto-yakko (sirvientes del shogun). Durante la Era de Tokugawa, se produjo un período largo de paz en Japón, donde los servicios de estos samuráis ya no se necesitarían más, y ellos se quedaron solos sin la presencia de un líder, convirtiéndose en ronin. Sin la guía de una mano fuerte, ellos cambiaron su enfoque, pasando del servicio comunitario al robo y la mutilación.
Los miembros de la actual yakuza rechazan esta teoría, y a cambio se proclaman a sí mismos como los descendientes de los machi-yokko (sirvientes del pueblo) quienes protegían sus aldeas de los díscolos hatamoto-yakko. La historia oficial de la yakuza retrata a los ancestros del grupo como los populares héroes desvalidos que se mantuvieron en pie para salvaguardar a los pobres e inermes, así como Robin Hood ayudó a los campesinos de la Inglaterra medieval.
Los actuales miembros de la yakuza se dividen en tres categorías generales: tekiya (traficantes), bakuto (tahúres), y gurentai (matones). Los traficantes y los tahúres tienen sus raíces mucho antes del siglo XVIII mientras los matones se saben de su existencia después de la Segunda Guerra Mundial cuando la demanda de productos provenientes del mercado negro creó una industria próspera. Tradicionalmente la tekiya, la versión medieval japonesa del estafador, trabajaba en ferias y mercados (vendedor ambulante) mientras los bakuto trabajaban en los pueblos y carreteras. Los gurentai, en cambio, desarrollaron su imagen basados en los gángster Americanos de la era de Al Capone, usando las amenazas y extorsiones para lograr sus fines. Después de la Segunda Guerra Mundial, el poder gubernamental quedó invalidado como producto de la Ocupación, los gurentai prosperaron, y sus rangos aumentaron. Ellos también trajeron el crimen organizado en Japón a un nuevo nivel de violencia, reemplazando la espada tradicional con armas de fuego, aún cuando las armas fueron oficialmente prohibidas en el país como resultado de la rendición.
Los yakuza están orgullosos de ser marginados, y la palabra yakuza refleja la auto imagen del grupo del rechazo a la sociedad. En el dialecto regional ya significa 8, ku significa 9, y sa significa 3, números que sumados entre sí da como resultado 20, que es una mano perdedora en el juego de cartas hana-fuda (tarjetas de flor). La yakuza son "las manos malas de la sociedad," una caracterización que ellos adoptan del mismo modo que los motoristas estadounidense se hacen prominentes tatuajes sobre su bíceps con el lema "Nacido para Perder".
Los miembros de la yakuza también se hacen tatuajes, pero los suyos son elaborados tatuajes en todo el cuerpo, que frecuentemente cubren el pecho y la espalda, también los brazos por debajo del codo y las medias piernas. Un yakuza totalmente tatuado, desnudo parece como si estuviera usando ropa interior. Dragones, flores, paisajes montañosos, turbulentos paisajes marinos, insignias de pandillas, y diseños abstractos son las imágenes típicas usadas en el arte corporal de la yakuza. La aplicación de estos tatuajes extensivos es dolorosa y puede tomar cientos de horas, pero el proceso se considera una prueba de temple para un hombre.
A los ojos de los Occidentales, el estilo de vestir del yakuza de los años 1950 podría parecer cómicamente retro. Trajes brillantes y ajustados, zapatos de suela puntiaguda, y larga cabellera engominada—fuera de moda en Estados Unidos hace tiempo—es el estilo común entre la yakuza de hoy. Ellos también poseen coches brillantes y grandes, de marca Americana como Cadillacs y Lincolns. A diferencia de otros grupos de crimen organizado alrededor el mundo, la yakuza no tiene ningún interés en mantener un perfil bajo. De hecho, en la mayoría de las ciudades japonesas, los clubes sociales de la yakuza y las sedes de las bandas están claramente marcados con signos y logos prominentemente mostrados.
Pero a pesar de su estilo llamativo, la yakuza no puede tomarse a la ligera. En Japón hay 110,000 miembros activos divididos en 2,500 familias. En comparación a los Estados Unidos, donde su población es más del doble que la de Japón, pero cuenta sólo con 20,000 miembros del crimen organizado en total, y este número incluye todas las organizaciones delictivas, no simplemente la mafia italo-americana. La influencia yakuza es más penetrante y más aceptada dentro de la sociedad japonesa de lo que el crimen organizado es en Estados Unidos, y la yakuza tiene una firme y duradera alianza política con los nacionalistas de la derecha de Japón. Además de los típicos crímenes provenientes del vicio asociados con el crimen organizado en todas partes, la yakuza está bien protegida dentro del mundo corporativo. Su influencia se extiende más allá de las fronteras japonesas y en otros países Asiáticos, e incluso dentro de los Estados Unidos.
OYABUN-KOBUN, PADRE-NIÑO
Como la mafia, la estructura del poder de la yakuza es piramidal con un patriarca en lo alto y leales subalternos de diverso rango por debajo de él. La jerarquía de la mafia es relativamente simple. Il capo (el jefe) gobierna la familia con la asistencia de su jefe subalterno e il consigliere (consejero). En el siguiente nivel, los capitanes están a cargo de los grupos de soldados quienes tienen asociados (hombres a los que no se les han oficialmente inducido a entrar en la mafia) para hacer su oferta.
El sistema de la yakuza es similar pero más intrincado. El principio operativo de la estructura de la yakuza es la relación oyabun-kobun. Oyabun literalmente significa " papel de padre"; kobun significa " el papel de niño." Cuando un hombre es aceptado en la yakuza, él debe aceptar esta relación. Él debe prometer incuestionable lealtad y obediencia a su jefe. El oyabun, como cualquier padre bueno, está obligado a proveer protección y buen consejo a sus niños. Aunque el oyabun siempre tiene la última palabra, como el antiguo dicho japonés dice, "Si su jefe dice que la corneja que pasa es blanca, usted también la verá blanca." Como la yakuza coloca a un kobun, éste debe estar dispuesto a ser un teppodama (bala) para su oyabun.
Los niveles de gestión dentro de la estructura yakuza son mucho más complejos que el de la mafia. Inmediatamente debajo del kumicho (jefe supremo) y del saiko komon (consejero mayor) y el so-honbucho (jefe de las sedes). El wakagashira (el número dos) es un jefe regional responsable de gobernar muchas pandillas; que a su vez cuenta con la asistencia de los fuku-honbucho, que son responsables de varias pandillas de su propiedad. Un jefe regional menor es un shateigashira, y él usualmente tiene un shateigashira-hosa para ayudarlo. Una familia típica del crimen yakuza tendrá docenas de shatei (hermanos más jóvenes) y muchos wakashu (líderes menores).
Un candidato exitoso para la entrada en la mafia debe participar en una ceremonia donde su dedo índice se pincha y la sangre se esparce sobre el cuadro de un Dios, el cual es colocado sobre el fuego y debe arder sobre las manos del iniciado como juramento de su lealtad a la familia. En la ceremonia de iniciación a la yakuza, la sangre es simbolizada por el sake (vino de arroz). El oyabun y el iniciado se sientan cara a cara mientras el sake es preparado por el azukarinin (avalista). El sake se mezcla con escamas de pescado y sal, entonces es cuidadosamente vertido en tazas. La taza del oyabun se llena hasta el tope, adecuado a su condición de jefe; el iniciado recibe mucho menos. Beben un poco, y luego intercambian las tazas, y cada uno bebe de la taza del otro. El kobun ha sellado su compromiso con la familia. Desde ese momento, incluso la esposa del kobun y sus hijos dejaran en un segundo plano sus obligaciones para atender las de la familia yakuza.
Si un miembro yakuza ofende o decepciona fuertemente a su jefe, el castigo que frecuentemente se aplica es el yubizume, la amputación de la última articulación del dedo meñique. Una segunda ofensa requerirá el corte de la segunda articulación de ese dedo, y las faltas adicionales requerirán el corte del próximo dedo. Un hombre sabe que él debe realizar el yubizume cuando su superior inmediato le da un cuchillo y una ristra de tela para detener el sangrado. Las palabras no son necesarias. El origen de esta practica data de la época de los samuráis. Quitar la primera articulación del dedo meñique debilita la mano para sostener la espada. Cuando una katana (la espada larga del samurai) se empuña adecuadamente, el dedo meñique es el dedo más fuerte. El dedo anular es el segundo dedo más fuerte, y el medio el tercero, mientras que el dedo índice no hace casi nada. Con una mano dañada, el espadachín llega a ser más dependiente de su dueño para la protección. Hoy en día, este ritual de mutilación es netamente simbólico, pero sirve para hacer un punto de atención al delincuente kobun, y muestra que la yakuza, como sus homólogos de la mafia, obedecen al viejo dicho: "Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más cerca."
Como la mafia italiana, la yakuza en los últimos años se ha visto forzada a bajar sus normas en la selección de sus nuevos miembros, y como resultado algunos sienten que ni son una organización ni son tan poderosos como lo fueron en tiempos pasados. En años precedentes, la elección de sus miembros procedían del tradicional bakuto (tahúr), y del tekiya (vendedores ambulantes o traficantes), pero hoy un espíritu rebelde y con buena voluntad para cometer un crimen para un oyabun es todo lo necesario que debe tener para unirse a los rangos de la yakuza. La mayoría de los nuevos miembros actualmente provienen de los bosozuku (las tribus de la velocidad) y de los punks conocidos por su adoración a las motos.
Esta inferioridad de atributos en sus miembros ha originado que la Agencia Nacional de Policía japonesa adoptara el término de boryokudan (los violentos) para la yakuza, agrupándolos con otros grupos delictivos. La yakuza, quien atesora sus lazos ancestrales con los antiguos samuráis, rechaza el término y lo consideran un insulto.
LOS PADRINOS DE LA YAKUZA
En los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, los miembros de la yakuza aumentaron dramáticamente a 184,000 miembros divididos en 5,200 pandillas distribuidos en todo el país, convirtiéndose más grandes que el propio ejército japonés. Inevitablemente estas pandillas invadían otros territorios, lo que resultaba en guerras de pandillas sangrientas y amargas. El hombre que trajo la paz a las facciones combatientes y unificó la yakuza, que fue el primer grupo del siglo 20, fue el padrino, Yoshio Kodama.
El regalo de Kodama fue su capacidad para equilibrar sus afiliaciones a ambos grupos, al grupo de los políticos derechistas por un lado y a las pandillas delictivas por el otro, usando a cada uno para mantener al otro bajo control. Él era un político complaciente que servía a su gobierno mediante la corrupción, espionaje y otras negociaciones sucias, que los japoneses denominan kuroi kiri (neblina negra). En los años de 1930 y de 1940, él mantuvo una red amplia de espías en China, alimentando con información al gobierno japonés. Él procuró grandes embarques de materiales, tales como níquel, cobalto, cobre, y radio, para aumentar el esfuerzo de la guerra, donde a veces el trueque para este abastecimiento se realizaba con heroína. El gobierno japonés agradecido le concedió el título de contra-almirante por sus esfuerzos patrióticos, y durante largo tiempo después que terminara la guerra en 1945, Kodama valía el equivalente a 175 millones de dólares.
Después que los japoneses se rindieron ante las fuerzas aliadas, fue clasificado como criminal de guerra de Clase A—una distinción reservada únicamente para los ministros de gabinete, ultra-nacionalistas y líderes militares de alta jerarquía —y estuvo dos años en prisión antes de ser liberado como parte de una amnistía general. Un ferviente anti-comunista con acceso a información valiosa relacionada con movimientos comunistas en China y Japón y un ejército de criminales en la calle a su disposición, Kodama llegó a ser un atractivo recurso para las fuerzas de ocupación. Así como Lucky Luciano puso a disposición los servicios de la mafia a las fuerzas aliadas invasoras en Sicilia durante la Segunda Guerra Mundial, Kodama actuó como intermediario para la sección del G-2 de las fuerzas de ocupación y los yakuza, y era capaz de movilizar batallones de bandidos para efectuar su voluntad política. La CIA le pagó 150,000 dólares en 1949 para usar sus conexiones con el hampa para contrabandear un cargamento entero de tungsteno fuera de China, un embarque que nunca llegó, aunque Kodama cobró sus honorarios.
Kodama usó la yakuza para suprimir cualquier cosa que pudiese considerarse una iniciativa Comunista. En 1949 Kodama ordenó a un grupo de crimen, el Meiraki-gumi, interrumpir una manifestación de los trabajadores de la mina de carbón en Hokutan. Un nacionalista ferviente, Kodama usó su influencia con la esperanza que el honor y la gloria del imperio japonés se pudiese restaurar algún día. Al final él modernizó las contiendas y desorganizó a las pandillas yakuzas rompiendo coaliciones entre las facciones más grandes, y desperdiciando su apoyo combinado al partido conservador anti –comunista democrático liberal. Personalmente Kodama detestaba la contienda y aborrecía los encapuchados de la calle, aunque ellos fueron una parte importante de la base de su poder. Irónicamente su sueño era asegurar un Japón pacífico.
Kodama fue una figura crucial en el célebre escándalo de Lockheed que surgió en 1976 cuando se dio a conocer que el gigante aéreo había pagado al padrino más de dos millones de dólares para influir en el mercado japonés alejando a McDonnell-Douglas y a Boeing y favoreciendo a Lockheed. Para hacer esto, Kodama envió una pandilla de sokaiya (a la reunión de los accionistas) para interrumpir la reunión de los accionistas de All Nippon Airways. Los sokaiya esparcieron rumores de un préstamo millonario ilegal hecho al presidente de la compañía Tetsuo Oba, quien había rechazado la subasta de Lockheed por una nueva flota aérea. La presión aumentó sobre Oba, y él se vio forzado al poco tiempo a renunciar. Su reemplazo fue nombrado a dedo por Kodama, y el nuevo presidente estuvo dispuesto más favorablemente a la adquisición de los amplios jets de Lockheed. En 1976 Carl Kotchian, el presidente de Lockheed, fue llamado a testificar ante un comité del Senado de los Estados Unidos que investigaba el escándalo Lockheed. El efecto domino de su conmocionante testimonio recayó sobre Japón, incitando a la policía nacional a investigar la participación de Kodama en el escándalo. Aunque la policía no pudo encontrar pruebas suficientes para enjuiciar a Kodama con cargos provenientes del incidente de Lockheed, ellos encontraron que él había evadido impuestos por más de 6 millones de dólares. La gente estaba indignada por la cuantía del fraude fiscal de Kodama. De hecho, un joven actor afligido por la información, y que había sido un gran admirador de Kodama intentó estrellar un pequeño avión en la casa de Kodama en el suburbano Tokio.
Kodama sobrevivió a la misión kamikaze, pero su imperio se desmoronó. Fue enjuiciado por perjurio, soborno y violación de las leyes cambiarias, pero se consideró demasiado enfermo para aguantar el veredicto final. Sufrió un golpe y murió sosegadamente el 17 de enero de 1984.
Otro padrino legendario de la yakuza fue Kazuo Taoka, oyabun de la familia criminal más grande de Japón, los Yamaguchi-gumi. Su reinado duró 35 años, concluyendo con su muerte en 1981. Bajo su liderazgo, los Yamaguchi-gumi aumentaron sus miembros a 13,000. Su presencia se dejó sentir en 36 de las 47 prefecturas de Japón, y ellos controlaron más de 2,500 negocios, tomaron parte de una amplia red de empresas del juego y del préstamo, e invirtieron grandes sumas en deportes y en el sector de la diversión.
Taoka primero llegó al poder en el puerto de la ciudad de Kobe, donde sus pandillas reunían a obreros inexpertos y vendían sus servicios muy baratos a compañías navieras. Otros clanes yakuzas competían por este lucrativo fraude, pero bajo la guía de Taoka, los Yamaguchi-gumi se hicieron con la mayor parte del negocio.
A diferencia de Yoshio Kodama, quien despreciaba el nivel de la violencia callejera, Taoka había vivido con ella toda su vida y no tenía ningún problema de usarla a su favor. Huérfano desde niño, Taoka se vio forzado a trabajar en los muelles de Kobe donde fue admitido por el líder de una banda local llamado Noburu Yamaguchi. De joven, Taoka demostró ser un fiero boxeador callejero. Su firma era rasgar los ojos de sus adversarios con sus dedos, lo que le hizo ganarse el apodo de Kuma (El Oso). En 1936, a la edad de 23, fue sentenciado a ocho años de prisión por asesinar a un rival de una pandilla.
A su salida en el año 1943, fue acogido por su vieja pandilla, y en 1946 a la edad de 33, llegó a ser el nuevo oyabun después de la muerte de Yamaguchi. Los arrestos de la policía y la conscripción militar habían reducido a los Yamaguchi-gumi a solamente 25 leales kobun, pero bajo las órdenes de Taoka irían en aumento. Su genio de organización y su agresividad natural ayudó a los Yamaguchi-gumi a ser el principal clan de la yakuza en Japón. El astuto Oso hizo un pacto con la banda más grande de bakuto en Kobe, los Honda-kai, pero de hecho se sentía incómodo en compartir el poder. Los tahúres tradicionales no encajaron con estos soldados, y pronto los Honda-kai fueron devorados por los Yamaguchi-gumi.
Una banda coreana de Osaka, el Meiyu-kai, fue el siguiente objetivo de Taoka, y su derrota dio a los Yamaguchi-gumi una acción de control de la industria del fraude en Osaka. Operando como un comando general en tiempo de guerra, Taoka se movió hacia los Miyamoto-gumi, desvaneció sus rangos y estableció los suyos propios. En los años de 1960 incluso el gran Kodama tuvo que negociar con Taoka para mantener a los Yamaguchi-gumi fuera de Yokohama.
En 1972 Kodama rompió un pacto histórico entre los Yamaguchi-gumi y los poderosos Inagawa-kai de Tokio. El negocio se selló en la casa de Taoka en una ceremonia tradicional de sakazuki en la cual la hermandad de sangre se juramentó sobre elaboradas tazas servidas de sake. Después que el sake fue consumido, las tazas vacías de la ceremonia se envolvieron en papel y colocadas lejos dentro de los kimonos de los representantes. Los hombres entonces se sujetaron las manos unos con otros, y un intermediario dio por finalizada la ceremonia. La alianza de los Yamaguchi-Inagawa creó un pesado gigante de la yakuza con sólo cuatro únicas prefecturas de Japón libres de su control.
En julio de 1978, a la edad de 65, Taoka sobrevivió a un atentado contra su vida. Disfrutaba en el limbo de un espectáculo en el night club de Bel Ami en el histórico Kyoto cuando un hombre joven llamado Kiyoshi Narumi caminó hasta la mesa del padrino, sacó una pistola calibre 38 y comenzó a disparar. A pesar de la presencia de cinco guardaespaldas, Taoka recibió un tiro en el cuello, y el asesino logró escapar. Taoka fue inmediatamente llevado al hospital en su Cadillac negro a prueba de balas.
Narumi era un miembro del sindicato de Matsuda, cuyo jefe había sido previamente asesinado en una escaramuza con los Yamaguchi-gumi. Varios miembros de la pandilla Matsuda, incluyendo Narumi, habían comido las cenizas de su oyabun, jurando vengar su muerte. Taoka se recuperó de la herida de arma de fuego, pero su atacante fue encontrado muerto varias semanas después en los bosques cerca de Kobe.
Tres años más tarde Taoka sucumbió a un ataque de corazón. Su funeral fue un evento grandioso al que asistieron los miembros de la alta jerarquía de los Yamaguchi-gumi de todas partes del país, así como también un número de celebridades bien conocidas del mundo del espectáculo. Mil trescientos agentes de policía fueron movilizados para mantener el orden. La Agencia Nacional de Policías aprovechó los tres meses de luto o de duelo acostumbrados y arrestó a 900 miembros de los Yamaguchi-gumi con la esperanza de debilitar a la banda después de la muerte del padrino. Taoka había elegido a un sucesor antes de su muerte, un hombre llamado Yakamen, pero él estaba en prisión en el mismo momento que sucedía la muerte de Taoka. En el caos creado por validar el poder, la viuda de Taoka, Fumiko, tomó las riendas del reinado e impidió una lucha por la división del poder dentro de la banda. Ella era básicamente un líder títere, como se esperaría en una sociedad dominada por el hombre, pero su fuerte presencia no obstante mantuvo el orden hasta que un sucesor permanente fue elegido.
La yakuza coreana cuenta con una poderosa presencia en Japón, a pesar del hecho que los coreanos sufren de una discriminación en la sociedad nipona. Aunque los nacidos en Japón de ascendencia coreana son un segmento significativo de la población japonesa, ellos son aún considerados como residentes extranjeros. Pero los coreanos, que son a menudo rechazados en comercios legítimos, fueron acogidos por la yakuza japonesa precisamente porque ellos encajan con la imagen de “forastero” que tiene el grupo. El hombre que preparó el terreno a los coreanos dentro del crimen organizado japonés fue el padrino yakuza coreano Hisayuki Machii.
Nacido en Chong Gwon Yong en 1923 en la Corea de ocupación japonesa, Machii fue un ambicioso encapuchado callejero que vio la oportunidad en Japón y la aprovechó. Después de la rendición japonesa, Machii trabajó con los cuerpos de inteligencia en contra de los Estados Unidos, que valoraron sus fieles creencias anticomunistas. Mientras líderes de la yakuza japonesa fueron encarcelados o puestos bajo estrecha vigilancia por los estadounidenses que ocuparon las fuerzas, la yakuza coreana se encontraba libre para asumir la dirección de los mercados negros lucrativos. Pero en lugar de rivalizar con los padrinos japoneses, Machii estableció alianzas con ellos, y a lo largo de su carrera, permaneció cerca de ambos, de Kodama y Taoka.
En 1948 Machii estableció el Tosei-kai (la banda de la Voz Oriental) y pronto asumió la dirección del distrito de Ginza de Tokio, El Times Square de la capital japonesa. El Tosei-kai llegó a ser tan poderoso en Tokio que ellos fueron conocidos como "La policía de Ginza" e incluso el todo poderoso Taoka de los Yamaguchi-gumi tuvo que cortar un negocio con Machii para permitir que el grupo operara en Tokio. El extenso imperio de Machii incluía el turismo, la diversión, bares y restaurantes, prostitución, y la importación de petróleo. Él y Kodama hicieron una fortuna sólo en inversiones de bienes inmuebles. Más importante aún, él rompió negociaciones entre el gobierno coreano y la yakuza que permitió a los criminales japoneses establecer el fraude en Corea, un país que había sido victima a causa de los japoneses desde hace muchos años. Gracias a Machii, Corea llegó a ser el hogar de la yakuza lejos de casa. Adecuando su papel como servicial entre los bajos fondos de ambos países, a Machii se le concedió la adquisición del servicio de ferrys más grande entre Shimanoseki, Japón, y Pusan-Sur de Corea- la ruta más corta entre los dos de países.
A mediados de los años 1960, la presión de la policía forzó a Machii a oficialmente deshacer la banda de Tosei-kai. El formó dos organizaciones supuestamente legítimas durante este tiempo, la Towa Sogo Kigyo (Compañía de Empresas del Este de Asia) y la Towa Yuai Jigyo Kumiai (Asociación de Empresas de Amistad del Este de Asia), las cuales llegaron a ser frentes para sus actividades delictivas. Él era ampliamente conocido por haber ayudado a la Agencia Central de Inteligencia Coreana a secuestrar al entonces - principal líder coreano de oposición Kim Dae Jung desde un hotel de Tokio. Kim fue llevado al mar donde fue atado, amordazado, y vendado; se le colocaron pesos para que su cuerpo nunca emergiera. La ejecución del ahogamiento fue anulada abruptamente cuando una aeronave atacó la embarcación, y Kim fue misteriosamente entregado a su barrio en Seúl. La intervención estadounidense se dijo que fue la que le salvó la vida.. Una investigación policial reveló que la gente de Machii había alquilado otra habitación en el piso del mismo hotel donde Kim había permanecido, pero Machii nunca fue inculpado de algún crimen en conexión con el secuestro. Machii "retirado" a sus 80 años se le vio frecuentemente de vacaciones en Hawai.
LAS EMPRESAS DELICTIVAS
Los tentáculos de la yakuza alcanzaron muchas y diferentes áreas, principalmente la extorsión corporativa, el juego, el contrabando, los prestamos de dinero, el blanqueo de dinero, el narcotráfico, la venta de inmuebles, los deportes, el sector del ocio, la manipulación de existencias, la estafa a turista, el sexo, la prostitución, la esclavitud, la pornografía, y el comercio de armas.
El sexo – una de las empresas con conexión a la yakuza es el sustento de los mismos, y ellos proveen al trabajador de alto poder adquisitivo, el “hombre asalariado” de Japón el lado salvaje. La yakuza contrabandea cargamentos de revistas y películas pornográficas dentro de Japón desde Europa y Estados Unidos. Ellos controlan los círculos de la prostitución a lo largo de la ciudad, usualmente mantienen mujeres jóvenes provenientes de otros países Asiáticos en cautiverio como sirvientas contratadas, y las fuerzan a trabajar como “trabajadoras del placer”. El japonés se refiere eufemísticamente al acto de la prostitución como "venta termal" y el japonés se siente muy atraído por las jovencitas, como lo demuestra la obsesión nacional de las mujeres jóvenes, de vestirse de colegialas, de faldas cortas plisadas, y calcetines hasta la rodilla.
El club está en el segundo piso de un edificio pequeño, donde el zumbido constante y el sonido metálico de una sala ocupada de pachinkos en la planta baja pueden oírse en la planta superior. Pachinko es la obsesión nacional japonesa, es una máquina tragaperras que envía bolas minúsculas de cromo a través de un laberinto vertical, como una maquina de pinball pero de menor tamaño. El rechinar implacable de centenares de bolas en movimiento de los pachinko es suavizado por el hilo musical del club, que toca el tema de El Padrino, interpretado por instrumentos tradicionales japoneses, koto (banjo japonés) y la flauta de madera.
Un viejo rechoncho se sienta al fondo de la sala, en una mesa rodeada de socios jóvenes que inclinan la cabeza ante él, y que responden a cada orden y a cada pedido que él haga con una invariable aclamación de "Hai! Hai!" ("Sí! Sí!"). El viejo está flanqueado por dos mujeres—una en un vestido de cocktail corto negro, y la otra con una falda de colegiala de tartán y blusa blanca. Ambas mujeres cubren sus bocas y ríen ante cada palabrota dicha por el hombre.
Un hombre joven en un lustroso traje de zapa entra en la sala, su cabeza se inclina. Los otros hombres inmediatamente perciben su presencia y paran de hablar. El hombre joven se acerca a la mesa del mayor. Él no se atreve a levantar sus ojos. Sin una palabra él presenta formalmente un objeto envuelto minuciosamente ante el hombre mayor. El paquete no es más grande que un pedazo pequeño de caramelo, pero el joven lo coloca sobre la mesa ceremonialmente con ambas manos. Su dedo meñique izquierdo está completamente vendado. El viejo mira el ofrecimiento, y luego mira al joven con la mano dañada. El momento es tenso hasta el cabeceo de aceptación por parte del viejo, su cara se relaja un poco, y da órdenes a uno de sus subordinados para que quite el ofrecimiento sin abrirlo. Todos en la sala saben qué es, la última articulación del dedo meñique del hombre joven (yubizume). El regalo es un acto de apaciguamiento. Varios hombres en la sala han perdido también partes de sus dedos meñiques. Es uno de los signos indicativos de los yakuzas japoneses.
En una sociedad donde la conformidad se valora altamente, y señales externas de individualidad pueden despertar sospecha, la yakuza, el grupo nativo del crimen organizado, deliberadamente va en contra de lo establecido; o como ellos dirían en Japón, la yakuza obstinadamente rehúsa a ser "enderezado", refiriéndose al proverbio que frecuentemente usan en Japón, "El clavo que sale por arriba debe martillarse por abajo."
El origen de la yakuza es materia de varios debates. Algunos sienten que sus miembros son los descendientes del kabuki-mono del siglo XVII. (los alocados), estrafalarios samuráis que se deleitaban usando extravagantes estilos de ropa y peinados, hablaban en un argot muy elaborado, y llevaban espadas de inusual longitud en sus cinturones. Los kabuki-mono eran también conocidos como los hatamoto-yakko (sirvientes del shogun). Durante la Era de Tokugawa, se produjo un período largo de paz en Japón, donde los servicios de estos samuráis ya no se necesitarían más, y ellos se quedaron solos sin la presencia de un líder, convirtiéndose en ronin. Sin la guía de una mano fuerte, ellos cambiaron su enfoque, pasando del servicio comunitario al robo y la mutilación.
Los miembros de la actual yakuza rechazan esta teoría, y a cambio se proclaman a sí mismos como los descendientes de los machi-yokko (sirvientes del pueblo) quienes protegían sus aldeas de los díscolos hatamoto-yakko. La historia oficial de la yakuza retrata a los ancestros del grupo como los populares héroes desvalidos que se mantuvieron en pie para salvaguardar a los pobres e inermes, así como Robin Hood ayudó a los campesinos de la Inglaterra medieval.
Los actuales miembros de la yakuza se dividen en tres categorías generales: tekiya (traficantes), bakuto (tahúres), y gurentai (matones). Los traficantes y los tahúres tienen sus raíces mucho antes del siglo XVIII mientras los matones se saben de su existencia después de la Segunda Guerra Mundial cuando la demanda de productos provenientes del mercado negro creó una industria próspera. Tradicionalmente la tekiya, la versión medieval japonesa del estafador, trabajaba en ferias y mercados (vendedor ambulante) mientras los bakuto trabajaban en los pueblos y carreteras. Los gurentai, en cambio, desarrollaron su imagen basados en los gángster Americanos de la era de Al Capone, usando las amenazas y extorsiones para lograr sus fines. Después de la Segunda Guerra Mundial, el poder gubernamental quedó invalidado como producto de la Ocupación, los gurentai prosperaron, y sus rangos aumentaron. Ellos también trajeron el crimen organizado en Japón a un nuevo nivel de violencia, reemplazando la espada tradicional con armas de fuego, aún cuando las armas fueron oficialmente prohibidas en el país como resultado de la rendición.
Los yakuza están orgullosos de ser marginados, y la palabra yakuza refleja la auto imagen del grupo del rechazo a la sociedad. En el dialecto regional ya significa 8, ku significa 9, y sa significa 3, números que sumados entre sí da como resultado 20, que es una mano perdedora en el juego de cartas hana-fuda (tarjetas de flor). La yakuza son "las manos malas de la sociedad," una caracterización que ellos adoptan del mismo modo que los motoristas estadounidense se hacen prominentes tatuajes sobre su bíceps con el lema "Nacido para Perder".
Los miembros de la yakuza también se hacen tatuajes, pero los suyos son elaborados tatuajes en todo el cuerpo, que frecuentemente cubren el pecho y la espalda, también los brazos por debajo del codo y las medias piernas. Un yakuza totalmente tatuado, desnudo parece como si estuviera usando ropa interior. Dragones, flores, paisajes montañosos, turbulentos paisajes marinos, insignias de pandillas, y diseños abstractos son las imágenes típicas usadas en el arte corporal de la yakuza. La aplicación de estos tatuajes extensivos es dolorosa y puede tomar cientos de horas, pero el proceso se considera una prueba de temple para un hombre.
A los ojos de los Occidentales, el estilo de vestir del yakuza de los años 1950 podría parecer cómicamente retro. Trajes brillantes y ajustados, zapatos de suela puntiaguda, y larga cabellera engominada—fuera de moda en Estados Unidos hace tiempo—es el estilo común entre la yakuza de hoy. Ellos también poseen coches brillantes y grandes, de marca Americana como Cadillacs y Lincolns. A diferencia de otros grupos de crimen organizado alrededor el mundo, la yakuza no tiene ningún interés en mantener un perfil bajo. De hecho, en la mayoría de las ciudades japonesas, los clubes sociales de la yakuza y las sedes de las bandas están claramente marcados con signos y logos prominentemente mostrados.
Pero a pesar de su estilo llamativo, la yakuza no puede tomarse a la ligera. En Japón hay 110,000 miembros activos divididos en 2,500 familias. En comparación a los Estados Unidos, donde su población es más del doble que la de Japón, pero cuenta sólo con 20,000 miembros del crimen organizado en total, y este número incluye todas las organizaciones delictivas, no simplemente la mafia italo-americana. La influencia yakuza es más penetrante y más aceptada dentro de la sociedad japonesa de lo que el crimen organizado es en Estados Unidos, y la yakuza tiene una firme y duradera alianza política con los nacionalistas de la derecha de Japón. Además de los típicos crímenes provenientes del vicio asociados con el crimen organizado en todas partes, la yakuza está bien protegida dentro del mundo corporativo. Su influencia se extiende más allá de las fronteras japonesas y en otros países Asiáticos, e incluso dentro de los Estados Unidos.
OYABUN-KOBUN, PADRE-NIÑO
Como la mafia, la estructura del poder de la yakuza es piramidal con un patriarca en lo alto y leales subalternos de diverso rango por debajo de él. La jerarquía de la mafia es relativamente simple. Il capo (el jefe) gobierna la familia con la asistencia de su jefe subalterno e il consigliere (consejero). En el siguiente nivel, los capitanes están a cargo de los grupos de soldados quienes tienen asociados (hombres a los que no se les han oficialmente inducido a entrar en la mafia) para hacer su oferta.
El sistema de la yakuza es similar pero más intrincado. El principio operativo de la estructura de la yakuza es la relación oyabun-kobun. Oyabun literalmente significa " papel de padre"; kobun significa " el papel de niño." Cuando un hombre es aceptado en la yakuza, él debe aceptar esta relación. Él debe prometer incuestionable lealtad y obediencia a su jefe. El oyabun, como cualquier padre bueno, está obligado a proveer protección y buen consejo a sus niños. Aunque el oyabun siempre tiene la última palabra, como el antiguo dicho japonés dice, "Si su jefe dice que la corneja que pasa es blanca, usted también la verá blanca." Como la yakuza coloca a un kobun, éste debe estar dispuesto a ser un teppodama (bala) para su oyabun.
Los niveles de gestión dentro de la estructura yakuza son mucho más complejos que el de la mafia. Inmediatamente debajo del kumicho (jefe supremo) y del saiko komon (consejero mayor) y el so-honbucho (jefe de las sedes). El wakagashira (el número dos) es un jefe regional responsable de gobernar muchas pandillas; que a su vez cuenta con la asistencia de los fuku-honbucho, que son responsables de varias pandillas de su propiedad. Un jefe regional menor es un shateigashira, y él usualmente tiene un shateigashira-hosa para ayudarlo. Una familia típica del crimen yakuza tendrá docenas de shatei (hermanos más jóvenes) y muchos wakashu (líderes menores).
Un candidato exitoso para la entrada en la mafia debe participar en una ceremonia donde su dedo índice se pincha y la sangre se esparce sobre el cuadro de un Dios, el cual es colocado sobre el fuego y debe arder sobre las manos del iniciado como juramento de su lealtad a la familia. En la ceremonia de iniciación a la yakuza, la sangre es simbolizada por el sake (vino de arroz). El oyabun y el iniciado se sientan cara a cara mientras el sake es preparado por el azukarinin (avalista). El sake se mezcla con escamas de pescado y sal, entonces es cuidadosamente vertido en tazas. La taza del oyabun se llena hasta el tope, adecuado a su condición de jefe; el iniciado recibe mucho menos. Beben un poco, y luego intercambian las tazas, y cada uno bebe de la taza del otro. El kobun ha sellado su compromiso con la familia. Desde ese momento, incluso la esposa del kobun y sus hijos dejaran en un segundo plano sus obligaciones para atender las de la familia yakuza.
Si un miembro yakuza ofende o decepciona fuertemente a su jefe, el castigo que frecuentemente se aplica es el yubizume, la amputación de la última articulación del dedo meñique. Una segunda ofensa requerirá el corte de la segunda articulación de ese dedo, y las faltas adicionales requerirán el corte del próximo dedo. Un hombre sabe que él debe realizar el yubizume cuando su superior inmediato le da un cuchillo y una ristra de tela para detener el sangrado. Las palabras no son necesarias. El origen de esta practica data de la época de los samuráis. Quitar la primera articulación del dedo meñique debilita la mano para sostener la espada. Cuando una katana (la espada larga del samurai) se empuña adecuadamente, el dedo meñique es el dedo más fuerte. El dedo anular es el segundo dedo más fuerte, y el medio el tercero, mientras que el dedo índice no hace casi nada. Con una mano dañada, el espadachín llega a ser más dependiente de su dueño para la protección. Hoy en día, este ritual de mutilación es netamente simbólico, pero sirve para hacer un punto de atención al delincuente kobun, y muestra que la yakuza, como sus homólogos de la mafia, obedecen al viejo dicho: "Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más cerca."
Como la mafia italiana, la yakuza en los últimos años se ha visto forzada a bajar sus normas en la selección de sus nuevos miembros, y como resultado algunos sienten que ni son una organización ni son tan poderosos como lo fueron en tiempos pasados. En años precedentes, la elección de sus miembros procedían del tradicional bakuto (tahúr), y del tekiya (vendedores ambulantes o traficantes), pero hoy un espíritu rebelde y con buena voluntad para cometer un crimen para un oyabun es todo lo necesario que debe tener para unirse a los rangos de la yakuza. La mayoría de los nuevos miembros actualmente provienen de los bosozuku (las tribus de la velocidad) y de los punks conocidos por su adoración a las motos.
Esta inferioridad de atributos en sus miembros ha originado que la Agencia Nacional de Policía japonesa adoptara el término de boryokudan (los violentos) para la yakuza, agrupándolos con otros grupos delictivos. La yakuza, quien atesora sus lazos ancestrales con los antiguos samuráis, rechaza el término y lo consideran un insulto.
LOS PADRINOS DE LA YAKUZA
En los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, los miembros de la yakuza aumentaron dramáticamente a 184,000 miembros divididos en 5,200 pandillas distribuidos en todo el país, convirtiéndose más grandes que el propio ejército japonés. Inevitablemente estas pandillas invadían otros territorios, lo que resultaba en guerras de pandillas sangrientas y amargas. El hombre que trajo la paz a las facciones combatientes y unificó la yakuza, que fue el primer grupo del siglo 20, fue el padrino, Yoshio Kodama.
El regalo de Kodama fue su capacidad para equilibrar sus afiliaciones a ambos grupos, al grupo de los políticos derechistas por un lado y a las pandillas delictivas por el otro, usando a cada uno para mantener al otro bajo control. Él era un político complaciente que servía a su gobierno mediante la corrupción, espionaje y otras negociaciones sucias, que los japoneses denominan kuroi kiri (neblina negra). En los años de 1930 y de 1940, él mantuvo una red amplia de espías en China, alimentando con información al gobierno japonés. Él procuró grandes embarques de materiales, tales como níquel, cobalto, cobre, y radio, para aumentar el esfuerzo de la guerra, donde a veces el trueque para este abastecimiento se realizaba con heroína. El gobierno japonés agradecido le concedió el título de contra-almirante por sus esfuerzos patrióticos, y durante largo tiempo después que terminara la guerra en 1945, Kodama valía el equivalente a 175 millones de dólares.
Después que los japoneses se rindieron ante las fuerzas aliadas, fue clasificado como criminal de guerra de Clase A—una distinción reservada únicamente para los ministros de gabinete, ultra-nacionalistas y líderes militares de alta jerarquía —y estuvo dos años en prisión antes de ser liberado como parte de una amnistía general. Un ferviente anti-comunista con acceso a información valiosa relacionada con movimientos comunistas en China y Japón y un ejército de criminales en la calle a su disposición, Kodama llegó a ser un atractivo recurso para las fuerzas de ocupación. Así como Lucky Luciano puso a disposición los servicios de la mafia a las fuerzas aliadas invasoras en Sicilia durante la Segunda Guerra Mundial, Kodama actuó como intermediario para la sección del G-2 de las fuerzas de ocupación y los yakuza, y era capaz de movilizar batallones de bandidos para efectuar su voluntad política. La CIA le pagó 150,000 dólares en 1949 para usar sus conexiones con el hampa para contrabandear un cargamento entero de tungsteno fuera de China, un embarque que nunca llegó, aunque Kodama cobró sus honorarios.
Kodama usó la yakuza para suprimir cualquier cosa que pudiese considerarse una iniciativa Comunista. En 1949 Kodama ordenó a un grupo de crimen, el Meiraki-gumi, interrumpir una manifestación de los trabajadores de la mina de carbón en Hokutan. Un nacionalista ferviente, Kodama usó su influencia con la esperanza que el honor y la gloria del imperio japonés se pudiese restaurar algún día. Al final él modernizó las contiendas y desorganizó a las pandillas yakuzas rompiendo coaliciones entre las facciones más grandes, y desperdiciando su apoyo combinado al partido conservador anti –comunista democrático liberal. Personalmente Kodama detestaba la contienda y aborrecía los encapuchados de la calle, aunque ellos fueron una parte importante de la base de su poder. Irónicamente su sueño era asegurar un Japón pacífico.
Kodama fue una figura crucial en el célebre escándalo de Lockheed que surgió en 1976 cuando se dio a conocer que el gigante aéreo había pagado al padrino más de dos millones de dólares para influir en el mercado japonés alejando a McDonnell-Douglas y a Boeing y favoreciendo a Lockheed. Para hacer esto, Kodama envió una pandilla de sokaiya (a la reunión de los accionistas) para interrumpir la reunión de los accionistas de All Nippon Airways. Los sokaiya esparcieron rumores de un préstamo millonario ilegal hecho al presidente de la compañía Tetsuo Oba, quien había rechazado la subasta de Lockheed por una nueva flota aérea. La presión aumentó sobre Oba, y él se vio forzado al poco tiempo a renunciar. Su reemplazo fue nombrado a dedo por Kodama, y el nuevo presidente estuvo dispuesto más favorablemente a la adquisición de los amplios jets de Lockheed. En 1976 Carl Kotchian, el presidente de Lockheed, fue llamado a testificar ante un comité del Senado de los Estados Unidos que investigaba el escándalo Lockheed. El efecto domino de su conmocionante testimonio recayó sobre Japón, incitando a la policía nacional a investigar la participación de Kodama en el escándalo. Aunque la policía no pudo encontrar pruebas suficientes para enjuiciar a Kodama con cargos provenientes del incidente de Lockheed, ellos encontraron que él había evadido impuestos por más de 6 millones de dólares. La gente estaba indignada por la cuantía del fraude fiscal de Kodama. De hecho, un joven actor afligido por la información, y que había sido un gran admirador de Kodama intentó estrellar un pequeño avión en la casa de Kodama en el suburbano Tokio.
Kodama sobrevivió a la misión kamikaze, pero su imperio se desmoronó. Fue enjuiciado por perjurio, soborno y violación de las leyes cambiarias, pero se consideró demasiado enfermo para aguantar el veredicto final. Sufrió un golpe y murió sosegadamente el 17 de enero de 1984.
Otro padrino legendario de la yakuza fue Kazuo Taoka, oyabun de la familia criminal más grande de Japón, los Yamaguchi-gumi. Su reinado duró 35 años, concluyendo con su muerte en 1981. Bajo su liderazgo, los Yamaguchi-gumi aumentaron sus miembros a 13,000. Su presencia se dejó sentir en 36 de las 47 prefecturas de Japón, y ellos controlaron más de 2,500 negocios, tomaron parte de una amplia red de empresas del juego y del préstamo, e invirtieron grandes sumas en deportes y en el sector de la diversión.
Taoka primero llegó al poder en el puerto de la ciudad de Kobe, donde sus pandillas reunían a obreros inexpertos y vendían sus servicios muy baratos a compañías navieras. Otros clanes yakuzas competían por este lucrativo fraude, pero bajo la guía de Taoka, los Yamaguchi-gumi se hicieron con la mayor parte del negocio.
A diferencia de Yoshio Kodama, quien despreciaba el nivel de la violencia callejera, Taoka había vivido con ella toda su vida y no tenía ningún problema de usarla a su favor. Huérfano desde niño, Taoka se vio forzado a trabajar en los muelles de Kobe donde fue admitido por el líder de una banda local llamado Noburu Yamaguchi. De joven, Taoka demostró ser un fiero boxeador callejero. Su firma era rasgar los ojos de sus adversarios con sus dedos, lo que le hizo ganarse el apodo de Kuma (El Oso). En 1936, a la edad de 23, fue sentenciado a ocho años de prisión por asesinar a un rival de una pandilla.
A su salida en el año 1943, fue acogido por su vieja pandilla, y en 1946 a la edad de 33, llegó a ser el nuevo oyabun después de la muerte de Yamaguchi. Los arrestos de la policía y la conscripción militar habían reducido a los Yamaguchi-gumi a solamente 25 leales kobun, pero bajo las órdenes de Taoka irían en aumento. Su genio de organización y su agresividad natural ayudó a los Yamaguchi-gumi a ser el principal clan de la yakuza en Japón. El astuto Oso hizo un pacto con la banda más grande de bakuto en Kobe, los Honda-kai, pero de hecho se sentía incómodo en compartir el poder. Los tahúres tradicionales no encajaron con estos soldados, y pronto los Honda-kai fueron devorados por los Yamaguchi-gumi.
Una banda coreana de Osaka, el Meiyu-kai, fue el siguiente objetivo de Taoka, y su derrota dio a los Yamaguchi-gumi una acción de control de la industria del fraude en Osaka. Operando como un comando general en tiempo de guerra, Taoka se movió hacia los Miyamoto-gumi, desvaneció sus rangos y estableció los suyos propios. En los años de 1960 incluso el gran Kodama tuvo que negociar con Taoka para mantener a los Yamaguchi-gumi fuera de Yokohama.
En 1972 Kodama rompió un pacto histórico entre los Yamaguchi-gumi y los poderosos Inagawa-kai de Tokio. El negocio se selló en la casa de Taoka en una ceremonia tradicional de sakazuki en la cual la hermandad de sangre se juramentó sobre elaboradas tazas servidas de sake. Después que el sake fue consumido, las tazas vacías de la ceremonia se envolvieron en papel y colocadas lejos dentro de los kimonos de los representantes. Los hombres entonces se sujetaron las manos unos con otros, y un intermediario dio por finalizada la ceremonia. La alianza de los Yamaguchi-Inagawa creó un pesado gigante de la yakuza con sólo cuatro únicas prefecturas de Japón libres de su control.
En julio de 1978, a la edad de 65, Taoka sobrevivió a un atentado contra su vida. Disfrutaba en el limbo de un espectáculo en el night club de Bel Ami en el histórico Kyoto cuando un hombre joven llamado Kiyoshi Narumi caminó hasta la mesa del padrino, sacó una pistola calibre 38 y comenzó a disparar. A pesar de la presencia de cinco guardaespaldas, Taoka recibió un tiro en el cuello, y el asesino logró escapar. Taoka fue inmediatamente llevado al hospital en su Cadillac negro a prueba de balas.
Narumi era un miembro del sindicato de Matsuda, cuyo jefe había sido previamente asesinado en una escaramuza con los Yamaguchi-gumi. Varios miembros de la pandilla Matsuda, incluyendo Narumi, habían comido las cenizas de su oyabun, jurando vengar su muerte. Taoka se recuperó de la herida de arma de fuego, pero su atacante fue encontrado muerto varias semanas después en los bosques cerca de Kobe.
Tres años más tarde Taoka sucumbió a un ataque de corazón. Su funeral fue un evento grandioso al que asistieron los miembros de la alta jerarquía de los Yamaguchi-gumi de todas partes del país, así como también un número de celebridades bien conocidas del mundo del espectáculo. Mil trescientos agentes de policía fueron movilizados para mantener el orden. La Agencia Nacional de Policías aprovechó los tres meses de luto o de duelo acostumbrados y arrestó a 900 miembros de los Yamaguchi-gumi con la esperanza de debilitar a la banda después de la muerte del padrino. Taoka había elegido a un sucesor antes de su muerte, un hombre llamado Yakamen, pero él estaba en prisión en el mismo momento que sucedía la muerte de Taoka. En el caos creado por validar el poder, la viuda de Taoka, Fumiko, tomó las riendas del reinado e impidió una lucha por la división del poder dentro de la banda. Ella era básicamente un líder títere, como se esperaría en una sociedad dominada por el hombre, pero su fuerte presencia no obstante mantuvo el orden hasta que un sucesor permanente fue elegido.
La yakuza coreana cuenta con una poderosa presencia en Japón, a pesar del hecho que los coreanos sufren de una discriminación en la sociedad nipona. Aunque los nacidos en Japón de ascendencia coreana son un segmento significativo de la población japonesa, ellos son aún considerados como residentes extranjeros. Pero los coreanos, que son a menudo rechazados en comercios legítimos, fueron acogidos por la yakuza japonesa precisamente porque ellos encajan con la imagen de “forastero” que tiene el grupo. El hombre que preparó el terreno a los coreanos dentro del crimen organizado japonés fue el padrino yakuza coreano Hisayuki Machii.
Nacido en Chong Gwon Yong en 1923 en la Corea de ocupación japonesa, Machii fue un ambicioso encapuchado callejero que vio la oportunidad en Japón y la aprovechó. Después de la rendición japonesa, Machii trabajó con los cuerpos de inteligencia en contra de los Estados Unidos, que valoraron sus fieles creencias anticomunistas. Mientras líderes de la yakuza japonesa fueron encarcelados o puestos bajo estrecha vigilancia por los estadounidenses que ocuparon las fuerzas, la yakuza coreana se encontraba libre para asumir la dirección de los mercados negros lucrativos. Pero en lugar de rivalizar con los padrinos japoneses, Machii estableció alianzas con ellos, y a lo largo de su carrera, permaneció cerca de ambos, de Kodama y Taoka.
En 1948 Machii estableció el Tosei-kai (la banda de la Voz Oriental) y pronto asumió la dirección del distrito de Ginza de Tokio, El Times Square de la capital japonesa. El Tosei-kai llegó a ser tan poderoso en Tokio que ellos fueron conocidos como "La policía de Ginza" e incluso el todo poderoso Taoka de los Yamaguchi-gumi tuvo que cortar un negocio con Machii para permitir que el grupo operara en Tokio. El extenso imperio de Machii incluía el turismo, la diversión, bares y restaurantes, prostitución, y la importación de petróleo. Él y Kodama hicieron una fortuna sólo en inversiones de bienes inmuebles. Más importante aún, él rompió negociaciones entre el gobierno coreano y la yakuza que permitió a los criminales japoneses establecer el fraude en Corea, un país que había sido victima a causa de los japoneses desde hace muchos años. Gracias a Machii, Corea llegó a ser el hogar de la yakuza lejos de casa. Adecuando su papel como servicial entre los bajos fondos de ambos países, a Machii se le concedió la adquisición del servicio de ferrys más grande entre Shimanoseki, Japón, y Pusan-Sur de Corea- la ruta más corta entre los dos de países.
A mediados de los años 1960, la presión de la policía forzó a Machii a oficialmente deshacer la banda de Tosei-kai. El formó dos organizaciones supuestamente legítimas durante este tiempo, la Towa Sogo Kigyo (Compañía de Empresas del Este de Asia) y la Towa Yuai Jigyo Kumiai (Asociación de Empresas de Amistad del Este de Asia), las cuales llegaron a ser frentes para sus actividades delictivas. Él era ampliamente conocido por haber ayudado a la Agencia Central de Inteligencia Coreana a secuestrar al entonces - principal líder coreano de oposición Kim Dae Jung desde un hotel de Tokio. Kim fue llevado al mar donde fue atado, amordazado, y vendado; se le colocaron pesos para que su cuerpo nunca emergiera. La ejecución del ahogamiento fue anulada abruptamente cuando una aeronave atacó la embarcación, y Kim fue misteriosamente entregado a su barrio en Seúl. La intervención estadounidense se dijo que fue la que le salvó la vida.. Una investigación policial reveló que la gente de Machii había alquilado otra habitación en el piso del mismo hotel donde Kim había permanecido, pero Machii nunca fue inculpado de algún crimen en conexión con el secuestro. Machii "retirado" a sus 80 años se le vio frecuentemente de vacaciones en Hawai.
LAS EMPRESAS DELICTIVAS
Los tentáculos de la yakuza alcanzaron muchas y diferentes áreas, principalmente la extorsión corporativa, el juego, el contrabando, los prestamos de dinero, el blanqueo de dinero, el narcotráfico, la venta de inmuebles, los deportes, el sector del ocio, la manipulación de existencias, la estafa a turista, el sexo, la prostitución, la esclavitud, la pornografía, y el comercio de armas.
El sexo – una de las empresas con conexión a la yakuza es el sustento de los mismos, y ellos proveen al trabajador de alto poder adquisitivo, el “hombre asalariado” de Japón el lado salvaje. La yakuza contrabandea cargamentos de revistas y películas pornográficas dentro de Japón desde Europa y Estados Unidos. Ellos controlan los círculos de la prostitución a lo largo de la ciudad, usualmente mantienen mujeres jóvenes provenientes de otros países Asiáticos en cautiverio como sirvientas contratadas, y las fuerzan a trabajar como “trabajadoras del placer”. El japonés se refiere eufemísticamente al acto de la prostitución como "venta termal" y el japonés se siente muy atraído por las jovencitas, como lo demuestra la obsesión nacional de las mujeres jóvenes, de vestirse de colegialas, de faldas cortas plisadas, y calcetines hasta la rodilla.
La yakuza compra niñas “sobrantes” de China-donde la ley restringe a las parejas a tener sólo un hijo, y la preferencia cultural es por los niños- por menos 5.000 dólares y las ponen a trabajar en el mizu shobai (literalmente el " negocio de agua"), la red de bares , restaurantes y night clubs de la yakuza.
China no es la única fuente de mujeres jóvenes de la yakuza. Muchas de las prostitutas de la yakuza vienen de Filipinas, donde las niñas de las aldeas pobres son engañadas con ir al extranjero con promesas de trabajos respetables y buenos salarios. Una vez que ellas llegan a Japón ellas son puestas a trabajar como strippers y prostituidas por los jefes de la yakuza. Frecuentemente estas niñas sucumben a las demandas de sus chulos yakuzas porque ellas pueden ganar mucho más dinero de lo que ellas podrían hacerlo en Filipinas. El chiste que corre entre los transeúntes Filipinos en las grandes ciudades de Japón, es que cuando ellas envían dinero a casa a sus familiares desconocidas, escriben cartas llenas de entusiasmo describiendo con detalles sus trabajos como "recepcionistas."
Los tours de sexo son también populares en el Este de Asia, y la yakuza también tiene sus manos dentro de este comercio, organizando tours vacacionales a ciudades como Bangkok, Manila, Seúl y Taipei, donde los hoteles de sexo ofrecen prostitutas para satisfacer cualquier fantasía.
La yakuza también satisface el deseo de - ser propietarios de un arma en Japón, donde las armas de cualquier tipo están prohibidas. Los propios miembros de la yakuza son el mercado principal de las armas de fuego, y son proclives al consumo de pistolas automáticas procedentes de Europa y Estados Unidos, frecuentemente comercian drogas por armas. La yakuza se especializa en la producción y en la venta de methamphetamina (dado la marcha frenética y el ambiente competitivo de la sociedad japonesa, el speed es la droga nacional por preferencia) y la yakuza frecuentemente la usa como pieza de trueque con los brazos proveedores Occidentales.
La yakuza también gana millones de dólares al año mediante la extorsión corporativa, y los sokaiya (los accionistas de las reuniones) son los dueños de esta empresa. Los sokaiya comprarán un número pequeño de acciones en una compañía para que ellos puedan asistir a las reuniones de los accionistas. Mientras se organiza la reunión, la sokaiya reúne información dañina sobre la compañía y sus funcionarios; amantes secretas, evasión de impuestos, condiciones de inseguridad en la fabricación, contaminación, son todos anzuelos para el sokaiya. Ellos seguidamente contactan con la gerencia de la compañía y amenazan con revelar cualquiera de la información embarazosa que ellos tienen en la reunión de los accionistas, a menos de que ellos sean "compensados." Si la gerencia no cede a sus demandas, los sokaiya acuden a la reunión de accionistas y el infierno se crece, abuchean a cualquiera que se atreva a hablar, realizando una exhibición bulliciosa de su presencia, y gritando sus revelaciones dañinas. En Japón, donde la gente teme a la vergüenza y a la deshonra pública mucho más que las amenazas físicas, los ejecutivos suelen dar a los sokaiya cualquier cosa que ellos quieran.
Pero Japón es también una sociedad donde la franqueza se considera ruda, e incluso los criminales hacen sus amenazas conocidas en una forma indirecta, de una manera aparentemente comedida. Muchas de las amenazas llegan disfrazadas. Algunos sokaiya se hacen pasar como editores de revistas de negocios que animan a sus objetivos a publicar anuncios o comprar subscripciones a cambio de reportes favorables sobre la compañía. Debido a que estos sokaiyas llevarán a cabo sus amenazas e imprimirán una revista o un boletín lleno de artículos condenatorios, los ejecutivos de la compañía suelen pagar de mala gana, antes que afrontar la mala prensa.
Otros fraudes o estafas de la sokaiya son establecer clubes de aficionados que solicitan donaciones para causas inexistentes. Ellos también realizan eventos de gala en los cuales se espera que los hombres de negocio traigan regalos en dinero efectivo para sus anfitriones. Tales eventos son conocidos por recaudar más de 100.000 dólares en una sola noche. La sokaiya también ha organizado hermosos desfiles con el propósito de sacar dinero a los “patrocinadores” corporativos, y torneos de golf organizados con un coste de entrada elevadísimo para los jugadores corporativos. Estos fraudes corporativos también son conocidos en la venta de talonarios de tickets para espectáculos del teatro a precios excesivamente inflados. Cualquier cosa para extorsionar dinero de las compañías legítimas de la forma más comedida e indirecta posible.
LA YAKUZA EN ESTADOS UNIDOS
El 03 de octubre de 1991, William Sessions, el entonces director del FBI, testificó a la audiencia del Subcomité Permanente del Senado sobre Investigaciones de los Estados Unidos sobre el crimen organizado asiático. "El Boryokudan," dijo, refiriéndose a la yakuza, "ha construido uno de las organizaciones delictivas más grandes del mundo... según un informe publicado de la Agencia Nacional de Policía de Japón. El Boryokudan, en 1988, ingresó casi 10 billones de dólares, un tercio correspondiente al negocio de cristal methamphetamina, un estimulante relativamente nuevo y muy potente mejor conocido como “ice”. El Boryokudan controla un estimado del 90 por ciento del negocio del “ice” en Hawai. El Boryokudan también trafica con armas de Estados Unidos dentro de Japón"
La yakuza ha hecho sentir su presencia en los Estados Unidos principalmente en Hawai, pero también en California, Nevada e incluso Nueva York.
Hawai tiene un atractivo natural para cualquiera, pero las oportunidades delictivas atraen a la yakuza allí, más que por sus exquisitas playas y exuberante flora. Los miembros de la yakuza pasan desapercibidos fácilmente en Hawai, ya que los turistas japoneses y de los otros países Asiáticos confluyen en éste. Ellos invierten en inmuebles de alto valor, una de sus empresas favoritas, y usan la isla como una especie de puente para el cristal meth. encabezado por el territorio estadounidense y enviando armas de fuego a Japón Ellos también trabajan con las bandas criminales locales, atrayendo a los turistas provenientes de Asia a las salas de juego, espectáculos de sexo y burdeles a cambio de comisiones ocultas para las bandas locales.
La yakuza ha echado también raíces en California donde ellos han realizado alianzas con bandas coreanas y vietnamitas y fomentando sus asociaciones tradicionales en triada, también realizó alianzas con bandas chinas. Los Ángeles es particularmente atractiva a causa del influjo de actrices jóvenes desesperadas por conseguir el gran salto en la industria del cine. Los cómplices de la yakuza se han valido de este señuelo para introducir a estas mujeres vulnerables en películas porno y en la prostitución. Los hombres japoneses, bien sea en tours de sexo o en casa, en Japón, frecuentemente desean mujeres occidentales, particularmente rubias.
Como la mayoría de los grupos de crimen organizado de los Estados Unidos, la yakuza adora Las Vegas, donde el juego-ambos, el legal y el ilegal—está en todas partes. Las showgirls y las prostitutas también abundan en las Vegas, y la yakuza son un instrumento para dirigir a los turistas Asiáticos a los establecimientos propiedad de estadounidenses quienes les pagan considerables honorarios por el “servicio de búsqueda”
Miembros de la Yakuza también se han visto en la ciudad de Nueva York, donde ellos han hecho alianzas infructuosas con la mafia americana. A pesar de las diferencias culturales y la barrera del idioma, crean un fuerte vínculo casi imposible, los dos grupos han sido capaces de colaborar en operaciones ilegales de juego, con la yakuza encauzando a los turistas japoneses a casinos ilegales “after hours” por toda la ciudad.
EL DECLIVE DE LA YAKUZA
Debido a que la Agencia Nacional de Policía de Japón ha sido tradicionalmente poco dispuesta a sacar a la luz informes completos acerca del grupo nativo del crimen organizado, es difícil decir si la yakuza, como la mafia Americana, están actualmente en un período de declive. Quizás las autoridades japonesas no quieren arriesgarse perdiendo prestigio en dar una imagen real del poder de la yakuza. Por eludir la vergüenza internacional podría también ser un motivo para que la yakuza esté tan íntimamente ligada con el negocio y la política en Japón.
Sin embargo, hay signos de que la influencia de la yakuza está disminuyendo. Los ciudadanos japoneses están en la lucha para conseguirlo, desterrando los clubs sociales de la yakuza de sus barrios. Por ejemplo, la banda Ichiri Ikka a cargo del oyabun Tetsuya Aono abrió una tienda en el vecindario de Ebitsuka del pueblo de Hamamatsu, a 130 millas al sur-oeste de Tokio. La sede de los gángsteres era un edificio pintado de verde que los locales de alrededor encolerizados lo renombraron como burakku biru (el edificio negro). Los residentes grabaron en cintas de video a todos los que entraban y salían del edificio y las entregaron a la policía. Los gángsteres lógicamente se enfadaron por el grado de falta de respeto, y en represalia ellos apuñalaron al abogado del pueblo, rajaron la garganta de un activista del pueblo, y destrozaron un garaje local. Pero la gente de Ebitsuka persistió, y en un acuerdo fuera de los juzgados de la corte la yakuza acordó en marcharse, para no crear una publicidad negativa y estableciendo un mal precedente para otros activistas anti-yakuzas en Japón.
Otra signo de la garra debilitada de la yakuza sobre la sociedad japonesa es que las compañías legítimas abiertamente ofrecen trabajos y programas de rehabilitación para miembros de la yakuza que deseen renunciar a sus vidas dedicadas al crimen. A diferencia de la mafia, en que un miembro es un miembro de por vida, y un cambio a mitad de su carrera puede tener repercusiones severas, ex -yakuzas criminales se encuentran ahora aplicando para ofertas de empleo para ser trabajadores asalariados. Es duro imaginar a General Electric o IBM reclutando para su plantilla de empleados entre los rangos de Gambino o Genovese de las familias de criminales, pero esto es esencialmente lo que está sucediendo en Japón.
Pero estos signos de declive pueden ser defraudadoras, y más anecdóticos que sistémicos. Los miembros de la yakuza aún son muchos, y su naturaleza sigilosa podría estarle siendo de utilidad, ya que les ha ayudado a estar más afianzados y se ha convertido más difícil el poder ubicarles. Para una organización tan grande, poco se conoce o se ha escrito sobre ella. Hoy ellos podrían estar más activos—pero ser más cuidadosos—que nunca, ampliando sus bases, infiltrándose en nuevos territorios y trabajando sobre nuevos tipos de fraude. Como los legendarios ninjas de la antigüedad de Japón, ellos pueden estar en todos lados y en ninguna parte, pero ellos son siempre letales.
EL "REY DE LOS USUREROS"
El 05 de agosto de 2003, la agencia de noticias del periódico Mainichi (Mainichi Shinbun) informó que la policía japonesa había lanzado una búsqueda en todo el país del hombre que supervisó a un número de usureros “ bajo la protección de los Yamaguchi-gumi," la banda más grande de la yakuza en Japón.
El informe describió como Susumu Kajiyama, el presidente del grupo TO afiliado a los usureros de los Yamaguchi-gumi había sido colocado en una que lista de búsqueda en todo el país después de ser acusado de romper las leyes de inversión. Kajiyama es conocido a como el "el rey de los usureros." Hasta la primavera de este año, el jefe de la banda yakuza de 53 años había estado viviendo en un apartamento Minato-ku donde el alquiler mensual se ubica sobre los 900,000 yenes por encima de la estadística. La policía sospecha que Kajiyama desvió una suma considerable al Goryo-kai, un afiliado al Yamaguchi-gumi y cercanamente vinculado al grupo TO.
Los investigadores del caso investigan las actividades del grupo TO y sospechan que las mismas son a gran escala, conceden préstamos con tasas altísimas de interés. Las acciones siguieron con una serie de incursiones de la policía en una docena de locales, incluyendo la oficina del Goryo-kai en Tokio.
Otro hombre, Toshikazu Matsuzaki, ha sido ya arrestado por el mismo crimen.
La policía dijo que Matsuzaki y sus socios otorgaron 49 préstamos que ascendían a sólo 526,000 yenes a seis personas, seguidamente cobraron la pasmódica suma de 1.25 millones de yenes en intereses y de vez en cuando cobrando sobre 380 veces el límite legalmente aceptado. Según la policía, el interés que los cobradores-yakuzas de la deuda recaudaban tenía que ser transferida a las tiendas gestionadas directamente por el grupo, o transferida a tres cuentas bancarias a nombre de los jefes encargados de las operaciones de usura.
Supuestamente, una vez al mes, Matsuzaki se reunía con los jefes de la banda que realizaban este tipo de operaciones y "exigía que ellos aumentaran el negocio." Cada operación se presume de haber recaudado sobre 300 millones de yenes de intereses anualmente.
Los investigadores luego encontraron más de 8 millones de yenes en efectivo en un apartamento donde Matsuzaki se había escondido hasta que fue arrestado. Los policías también incautaron otros 20 millones de yenes en efectivo que habían sido escondidos en una caja de seguridad que mantenía en el banco Credit Union de Toshima-ku.
China no es la única fuente de mujeres jóvenes de la yakuza. Muchas de las prostitutas de la yakuza vienen de Filipinas, donde las niñas de las aldeas pobres son engañadas con ir al extranjero con promesas de trabajos respetables y buenos salarios. Una vez que ellas llegan a Japón ellas son puestas a trabajar como strippers y prostituidas por los jefes de la yakuza. Frecuentemente estas niñas sucumben a las demandas de sus chulos yakuzas porque ellas pueden ganar mucho más dinero de lo que ellas podrían hacerlo en Filipinas. El chiste que corre entre los transeúntes Filipinos en las grandes ciudades de Japón, es que cuando ellas envían dinero a casa a sus familiares desconocidas, escriben cartas llenas de entusiasmo describiendo con detalles sus trabajos como "recepcionistas."
Los tours de sexo son también populares en el Este de Asia, y la yakuza también tiene sus manos dentro de este comercio, organizando tours vacacionales a ciudades como Bangkok, Manila, Seúl y Taipei, donde los hoteles de sexo ofrecen prostitutas para satisfacer cualquier fantasía.
La yakuza también satisface el deseo de - ser propietarios de un arma en Japón, donde las armas de cualquier tipo están prohibidas. Los propios miembros de la yakuza son el mercado principal de las armas de fuego, y son proclives al consumo de pistolas automáticas procedentes de Europa y Estados Unidos, frecuentemente comercian drogas por armas. La yakuza se especializa en la producción y en la venta de methamphetamina (dado la marcha frenética y el ambiente competitivo de la sociedad japonesa, el speed es la droga nacional por preferencia) y la yakuza frecuentemente la usa como pieza de trueque con los brazos proveedores Occidentales.
La yakuza también gana millones de dólares al año mediante la extorsión corporativa, y los sokaiya (los accionistas de las reuniones) son los dueños de esta empresa. Los sokaiya comprarán un número pequeño de acciones en una compañía para que ellos puedan asistir a las reuniones de los accionistas. Mientras se organiza la reunión, la sokaiya reúne información dañina sobre la compañía y sus funcionarios; amantes secretas, evasión de impuestos, condiciones de inseguridad en la fabricación, contaminación, son todos anzuelos para el sokaiya. Ellos seguidamente contactan con la gerencia de la compañía y amenazan con revelar cualquiera de la información embarazosa que ellos tienen en la reunión de los accionistas, a menos de que ellos sean "compensados." Si la gerencia no cede a sus demandas, los sokaiya acuden a la reunión de accionistas y el infierno se crece, abuchean a cualquiera que se atreva a hablar, realizando una exhibición bulliciosa de su presencia, y gritando sus revelaciones dañinas. En Japón, donde la gente teme a la vergüenza y a la deshonra pública mucho más que las amenazas físicas, los ejecutivos suelen dar a los sokaiya cualquier cosa que ellos quieran.
Pero Japón es también una sociedad donde la franqueza se considera ruda, e incluso los criminales hacen sus amenazas conocidas en una forma indirecta, de una manera aparentemente comedida. Muchas de las amenazas llegan disfrazadas. Algunos sokaiya se hacen pasar como editores de revistas de negocios que animan a sus objetivos a publicar anuncios o comprar subscripciones a cambio de reportes favorables sobre la compañía. Debido a que estos sokaiyas llevarán a cabo sus amenazas e imprimirán una revista o un boletín lleno de artículos condenatorios, los ejecutivos de la compañía suelen pagar de mala gana, antes que afrontar la mala prensa.
Otros fraudes o estafas de la sokaiya son establecer clubes de aficionados que solicitan donaciones para causas inexistentes. Ellos también realizan eventos de gala en los cuales se espera que los hombres de negocio traigan regalos en dinero efectivo para sus anfitriones. Tales eventos son conocidos por recaudar más de 100.000 dólares en una sola noche. La sokaiya también ha organizado hermosos desfiles con el propósito de sacar dinero a los “patrocinadores” corporativos, y torneos de golf organizados con un coste de entrada elevadísimo para los jugadores corporativos. Estos fraudes corporativos también son conocidos en la venta de talonarios de tickets para espectáculos del teatro a precios excesivamente inflados. Cualquier cosa para extorsionar dinero de las compañías legítimas de la forma más comedida e indirecta posible.
LA YAKUZA EN ESTADOS UNIDOS
El 03 de octubre de 1991, William Sessions, el entonces director del FBI, testificó a la audiencia del Subcomité Permanente del Senado sobre Investigaciones de los Estados Unidos sobre el crimen organizado asiático. "El Boryokudan," dijo, refiriéndose a la yakuza, "ha construido uno de las organizaciones delictivas más grandes del mundo... según un informe publicado de la Agencia Nacional de Policía de Japón. El Boryokudan, en 1988, ingresó casi 10 billones de dólares, un tercio correspondiente al negocio de cristal methamphetamina, un estimulante relativamente nuevo y muy potente mejor conocido como “ice”. El Boryokudan controla un estimado del 90 por ciento del negocio del “ice” en Hawai. El Boryokudan también trafica con armas de Estados Unidos dentro de Japón"
La yakuza ha hecho sentir su presencia en los Estados Unidos principalmente en Hawai, pero también en California, Nevada e incluso Nueva York.
Hawai tiene un atractivo natural para cualquiera, pero las oportunidades delictivas atraen a la yakuza allí, más que por sus exquisitas playas y exuberante flora. Los miembros de la yakuza pasan desapercibidos fácilmente en Hawai, ya que los turistas japoneses y de los otros países Asiáticos confluyen en éste. Ellos invierten en inmuebles de alto valor, una de sus empresas favoritas, y usan la isla como una especie de puente para el cristal meth. encabezado por el territorio estadounidense y enviando armas de fuego a Japón Ellos también trabajan con las bandas criminales locales, atrayendo a los turistas provenientes de Asia a las salas de juego, espectáculos de sexo y burdeles a cambio de comisiones ocultas para las bandas locales.
La yakuza ha echado también raíces en California donde ellos han realizado alianzas con bandas coreanas y vietnamitas y fomentando sus asociaciones tradicionales en triada, también realizó alianzas con bandas chinas. Los Ángeles es particularmente atractiva a causa del influjo de actrices jóvenes desesperadas por conseguir el gran salto en la industria del cine. Los cómplices de la yakuza se han valido de este señuelo para introducir a estas mujeres vulnerables en películas porno y en la prostitución. Los hombres japoneses, bien sea en tours de sexo o en casa, en Japón, frecuentemente desean mujeres occidentales, particularmente rubias.
Como la mayoría de los grupos de crimen organizado de los Estados Unidos, la yakuza adora Las Vegas, donde el juego-ambos, el legal y el ilegal—está en todas partes. Las showgirls y las prostitutas también abundan en las Vegas, y la yakuza son un instrumento para dirigir a los turistas Asiáticos a los establecimientos propiedad de estadounidenses quienes les pagan considerables honorarios por el “servicio de búsqueda”
Miembros de la Yakuza también se han visto en la ciudad de Nueva York, donde ellos han hecho alianzas infructuosas con la mafia americana. A pesar de las diferencias culturales y la barrera del idioma, crean un fuerte vínculo casi imposible, los dos grupos han sido capaces de colaborar en operaciones ilegales de juego, con la yakuza encauzando a los turistas japoneses a casinos ilegales “after hours” por toda la ciudad.
EL DECLIVE DE LA YAKUZA
Debido a que la Agencia Nacional de Policía de Japón ha sido tradicionalmente poco dispuesta a sacar a la luz informes completos acerca del grupo nativo del crimen organizado, es difícil decir si la yakuza, como la mafia Americana, están actualmente en un período de declive. Quizás las autoridades japonesas no quieren arriesgarse perdiendo prestigio en dar una imagen real del poder de la yakuza. Por eludir la vergüenza internacional podría también ser un motivo para que la yakuza esté tan íntimamente ligada con el negocio y la política en Japón.
Sin embargo, hay signos de que la influencia de la yakuza está disminuyendo. Los ciudadanos japoneses están en la lucha para conseguirlo, desterrando los clubs sociales de la yakuza de sus barrios. Por ejemplo, la banda Ichiri Ikka a cargo del oyabun Tetsuya Aono abrió una tienda en el vecindario de Ebitsuka del pueblo de Hamamatsu, a 130 millas al sur-oeste de Tokio. La sede de los gángsteres era un edificio pintado de verde que los locales de alrededor encolerizados lo renombraron como burakku biru (el edificio negro). Los residentes grabaron en cintas de video a todos los que entraban y salían del edificio y las entregaron a la policía. Los gángsteres lógicamente se enfadaron por el grado de falta de respeto, y en represalia ellos apuñalaron al abogado del pueblo, rajaron la garganta de un activista del pueblo, y destrozaron un garaje local. Pero la gente de Ebitsuka persistió, y en un acuerdo fuera de los juzgados de la corte la yakuza acordó en marcharse, para no crear una publicidad negativa y estableciendo un mal precedente para otros activistas anti-yakuzas en Japón.
Otra signo de la garra debilitada de la yakuza sobre la sociedad japonesa es que las compañías legítimas abiertamente ofrecen trabajos y programas de rehabilitación para miembros de la yakuza que deseen renunciar a sus vidas dedicadas al crimen. A diferencia de la mafia, en que un miembro es un miembro de por vida, y un cambio a mitad de su carrera puede tener repercusiones severas, ex -yakuzas criminales se encuentran ahora aplicando para ofertas de empleo para ser trabajadores asalariados. Es duro imaginar a General Electric o IBM reclutando para su plantilla de empleados entre los rangos de Gambino o Genovese de las familias de criminales, pero esto es esencialmente lo que está sucediendo en Japón.
Pero estos signos de declive pueden ser defraudadoras, y más anecdóticos que sistémicos. Los miembros de la yakuza aún son muchos, y su naturaleza sigilosa podría estarle siendo de utilidad, ya que les ha ayudado a estar más afianzados y se ha convertido más difícil el poder ubicarles. Para una organización tan grande, poco se conoce o se ha escrito sobre ella. Hoy ellos podrían estar más activos—pero ser más cuidadosos—que nunca, ampliando sus bases, infiltrándose en nuevos territorios y trabajando sobre nuevos tipos de fraude. Como los legendarios ninjas de la antigüedad de Japón, ellos pueden estar en todos lados y en ninguna parte, pero ellos son siempre letales.
EL "REY DE LOS USUREROS"
El 05 de agosto de 2003, la agencia de noticias del periódico Mainichi (Mainichi Shinbun) informó que la policía japonesa había lanzado una búsqueda en todo el país del hombre que supervisó a un número de usureros “ bajo la protección de los Yamaguchi-gumi," la banda más grande de la yakuza en Japón.
El informe describió como Susumu Kajiyama, el presidente del grupo TO afiliado a los usureros de los Yamaguchi-gumi había sido colocado en una que lista de búsqueda en todo el país después de ser acusado de romper las leyes de inversión. Kajiyama es conocido a como el "el rey de los usureros." Hasta la primavera de este año, el jefe de la banda yakuza de 53 años había estado viviendo en un apartamento Minato-ku donde el alquiler mensual se ubica sobre los 900,000 yenes por encima de la estadística. La policía sospecha que Kajiyama desvió una suma considerable al Goryo-kai, un afiliado al Yamaguchi-gumi y cercanamente vinculado al grupo TO.
Los investigadores del caso investigan las actividades del grupo TO y sospechan que las mismas son a gran escala, conceden préstamos con tasas altísimas de interés. Las acciones siguieron con una serie de incursiones de la policía en una docena de locales, incluyendo la oficina del Goryo-kai en Tokio.
Otro hombre, Toshikazu Matsuzaki, ha sido ya arrestado por el mismo crimen.
La policía dijo que Matsuzaki y sus socios otorgaron 49 préstamos que ascendían a sólo 526,000 yenes a seis personas, seguidamente cobraron la pasmódica suma de 1.25 millones de yenes en intereses y de vez en cuando cobrando sobre 380 veces el límite legalmente aceptado. Según la policía, el interés que los cobradores-yakuzas de la deuda recaudaban tenía que ser transferida a las tiendas gestionadas directamente por el grupo, o transferida a tres cuentas bancarias a nombre de los jefes encargados de las operaciones de usura.
Supuestamente, una vez al mes, Matsuzaki se reunía con los jefes de la banda que realizaban este tipo de operaciones y "exigía que ellos aumentaran el negocio." Cada operación se presume de haber recaudado sobre 300 millones de yenes de intereses anualmente.
Los investigadores luego encontraron más de 8 millones de yenes en efectivo en un apartamento donde Matsuzaki se había escondido hasta que fue arrestado. Los policías también incautaron otros 20 millones de yenes en efectivo que habían sido escondidos en una caja de seguridad que mantenía en el banco Credit Union de Toshima-ku.
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